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Alí Babá y los cuarenta ladrones

De Vikidia
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Alí Babá y los cuarenta ladrones es un cuento que trata de un joven llamado que emprende una aventura en la que participa Alí y su hermano, pero Alí descubre un crimen realizado por los cuarenta ladrones, un robo. Escondido en la roca, el intenta sobrevivir de los temibles ladrones. Este cuento es anónimo, debido a que se desconoce el nombre del autor.

Trama[editar · editar código]

Alí Babá era honesto y humilde; tenía una buena mujer: Luz de la noche. Su hermano Kassim era deshonesto y malvado. Un día que estaba en el bosque oyó un ruido atronador. Asustado trepó a un árbol, viendo 40 jinetes cabalgando, cada uno con una bolsa llena de oro. ¡Eran ladrones! Y al llegar frente a una gran roca, el jefe gritó: “¡Ábrete sésamo!”. Se oyó un trueno y la roca se abrió como por encanto. ¡Increíble! Los ladrones entraron y ya dentro, el jefe gritó: “¡Ciérrate sésamo!”. Y la roca se cerró. Era su guarida. Al rato salieron, la roca se cerró y los ladrones se alejaron a todo galope.

Alí Babá bajó del árbol y, frente a la roca, gritó: “¡Ábrete sésamo!”, Y se abrió. Raudo entró, hallando un fabuloso tesoro. “¡Ciérrate sésamo!” dijo, recogiendo una gran cantidad de monedas y rubíes; asegurando su vida por mucho tiempo. Ya en casa su mujer saltó de alegría, acordando guardar el peligroso secreto. Iban a pesar el oro, teniendo la mala idea de pedir la balanza a Kassim. La mujer de éste sospechó y se lo dijo a su marido, quien obligó a Alí Babá a contárselo todo. Kassim corrió a la cueva y, luego de gritar los «sésamos» ingresó a ella, estando muchas horas recolectando su propio tesoro. Pero, al querer salir, olvidó las palabras mágicas; siendo sorprendido por los ladrones, que no dudaron en matarlo. Alí Babá lloró al ver a Kassim muerto. Lo llevó al pueblo para sepultarlo, pagándole al enterrador para que no dijera nada.

Al volver, los ladrones repararon que el cadáver ya no estaba, por lo que decidieron buscar a Alí Babá. Uno de ellos amenazó al enterrador, quien prometió llevarlo a la casa de este. Para ubicar el lugar marcó la puerta con ceniza. Pero Luz de la noche, que lo había visto, pintó todas las casas del vecindario. Burlado, el jefe montó en cólera, matando al torpe ladrón. El mismo jefe halló la casa y trazó su plan. Entraría como falso vendedor de aceite, con 38 tinajas: allí irían sus ladrones. La noche fijada llegó a casa de Alí Babá pidiendo posada. Alí aceptó. Cuando todos dormían Luz de la noche despertó: - Necesito aceite para tres lámparas, -pensó- veré en las tinajas. Tomó un pesado cucharón, abrió la primera tinaja y un ladrón asomó. Ella le dio un cucharonazo. Así pasó con los otros. Furiosa despertó al jefe, a quien también le hizo lo mismo. Alí Babá llegó asustado. Se había salvado gracias a Luz de la noche. A partir de entonces, fueron felices toda la vida.