Suelo
El suelo es la parte de la corteza terrestre que recubre los continentes y las islas. También se le suele llamar tierra.
Formación[editar · editar código]
El suelo tarda en formarse miles de años. Se forma a partir de la erosión de las rocas debida al agua, al viento y al hielo, que las van rompiendo, más los residuos orgánicos de los animales con sus excrementos y la descomposición de sus cuerpos cuando mueren, así como los restos de las plantas. Sobre estos restos actúan los seres descomponedores: (hongos y bacterias) que descomponen la materia orgánica en minerales que podrán ser absorbidos por las plantas para crecer y reproducirse. También intervienen otros pequeños animales como las lombrices que al alimentarse de los restos orgánicos de animales y plantas, los transforman en sustancias que pueden alimentar a las plantas y a otros seres microscópicos que a su vez también transformarán las sustancias orgánicas. Los musgos y líquenes también van descomponiendo las rocas y tienen gran importancia en la formación del suelo.
Estos procesos, repetidos constantemente durante muchos años dan lugar al suelo.
Un suelo fértil es el que posee las sustancias necesarias para que en él crezcan las plantas con suficiente vigor como para poder reproducirse sin problemas.
Clases de suelos[editar · editar código]
Se pueden clasificar según los materiales que más abunden en ellos. Pueden ser:
- Suelos arenosos: si predomina la arena y los guijarros de pequeño tamaño. Tienen muy poca materia orgánica. Son suelos no muy fértiles y que necesitan abundantes abonos y agua para producir.
- Suelos arcillosos: en ellos predomina la arcilla. Retienen el agua ya que la arcilla es impermeable. Son suelos generalmente de colores rojizos o amarillentos. Son buenos para la agricultura.
- Suelos calizos: tienen abundancia de sales de calcio, son de color blanco, secos y áridos, y no son buenos para la agricultura.
- Suelos de tierra negra: tienen abundante materia orgánica en descomposición, de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
- Suelos pedregosos: formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no son buenos para el cultivo.