Caída del Imperio Romano de Occidente

Mapa del Imperio Occidental en el año 418

El Imperio Romano de Occidente era la mitad occidental del Imperio Romano, que fue dividido por Diocleciano en 286 d.C.. La otra mitad del Imperio Romano pasó a llamarse Imperio Romano de Oriente.

El Imperio Romano había estado en dificultades desde 190 d.C., cuando grandes tribus góticas comenzaron a desplazarse a las zonas bajo control romano. El Imperio tenía un liderazgo débil, lo que causaba inestabilidad. Varios grupos de poder de los ejércitos romanos intentaban instalar a sus propios emperadores y mataban a los que pertenecían a otros grupos. Esto favoreció las invasiones de las tribus germánicas.

Para poner fin a la crisis de Roma del siglo III, Diocleciano intentó devolver la estabilidad al gobierno dividiendo el imperio en secciones. El Imperio de Occidente incluía Iberia, Francia, el sur de Britania, Italia, el norte de África y partes de Alemania. El Imperio Oriental incluía los Balcanes, Turquía, el Levante y Egipto.

Roma dejó de ser la capital a partir de la división. En 286, la capital del Imperio Romano de Occidente pasó a ser Mediolanum (actual Milán). En 402, la capital se trasladó de nuevo, esta vez a Rávena.

La división no ayudó al Imperio de Occidente, que se vio sometido a crecientes invasiones procedentes del norte: ostrogodos, hunos, francos, visigodos y burgundios. Sus ejércitos retrocedieron hacia Roma y abandonaron Britania y Francia. La economía del Imperio no daba abasto, ya que la creciente necesidad de gastos militares provocaba inflación. Los ciudadanos estaban descontentos con el aumento de los impuestos y la subida de los precios.

En el año 398 d.C., Alarico lideró a los visigodos y comenzó a realizar ataques cada vez más cerca de la capital. En 410, ya había saqueado Roma. En 455, los vándalos tomaron la ciudad. En 476, los godos tomaron la ciudad.

La caída del Imperio Romano de Occidente tuvo lugar en 476 d.C., cuando el líder de los godos, Odoacro, destituyó al emperador Rómulo Augusto. Odoacro se convirtió en rey de Italia y el Imperio Romano de Occidente llegó a su fin. Para entonces, sin embargo, el imperio sólo existía de nombre, y el emperador ya no tenía poder militar, financiero ni político.